El Diario Oficial de Castilla-La Mancha publica hoy el esperado Plan Extraordinario de Empleo de Castilla-La Mancha a través del cual, el presidente regional, Emiliano García-Page, quiere dar empleo a 60.000 parados.
Ahora bien, después de una lectura minuciosa y serena cabe preguntarse si realmente es tan “extraordinario” y “novedoso”.
En primer lugar en septiembre de 2014, el entonces candidato aseguró ante los medios de comunicación que si en agosto de 2015 no estaba en marcha dicho Plan “dimitiría”, algo que obviamente no se ha producido.
Pero no quedó ahí su anuncio preelectoral, ya que la promesa no sólo consistía en crearlo, sino también en “impulsarlo” en los primeros noventa días de Gobierno, algo que tampoco se ha producido.
Sería perdonable este retraso si el anuncio de dicho Plan Extraordinario realmente fuera “extraordinario”, algo sobre lo que surgen muchas dudas a tenor de lo publicado hoy por el Diario Oficial de Castilla-La Mancha.
Vayamos por partes. El Plan se divide en dos ejes, uno de ellos dotado con cerca de 22 millones de euros para financiar los contratos de formación y aprendizaje, una segunda línea para la formalización de los contratos en prácticas y una tercera para la transformación en contratos indefinidos de los contratos para la formación y el aprendizaje.
Llegados a este punto cabría preguntarse en qué se diferencia realmente estas líneas de las existentes anteriormente, es decir, en los 100 millones de euros invertidos durante la pasada legislatura por el Gobierno de Cospedal para fomentar la contratación, o los cerca de 400 millones de euros destinados entre 2011 y 2015 para incentivar el emprendimiento.
Es decir, las medidas de este primer eje ya se estaban aplicando con anterioridad con otros nombres. Concretamente el Contrato de Formación y Aprendizaje se denominaba Formación Dual y se desarrollaba desde la Dirección General de Formación de la Consejería de Empleo y Economía. El ahora denominado “Contrato Puente” anteriormente era el contrato en prácticas sin olvidar que la transformación de los contratos temporales a indefinidos fue una constante durante el anterior Gobierno de Cospedal.
Es más, la orden deja perfectamente claro que los beneficiarios de estas órdenes no serán los ayuntamientos, por lo que realmente “lo extraordinario” del Plan, al menos en su letra mayúscula, de momento no existe.
El segundo de los ejes se centra exclusivamente en el Plan de Empleo para ayuntamientos, el cual tiene una dotación de 59 millones de euros, de los cuales 25 están financiados a través de las diputaciones provinciales.
Cabe recordar que el PP siempre ha denunciado que el desempleo se incrementó con el desarrollo de estos planes en un 200% y que no se produjo la integración laboral real de ningún trabajador al tratarse de contratos temporales que a su conclusión necesariamente volvían a las listas del desempleo.
Ahora , el presidente de Castilla-La Mancha, García-Page, ha apostado por esta fórmula de contratación temporal cofinanciada con los ayuntamientos de Castilla-La Mancha y con unas partidas presupuestarias muy similares a las existentes a través de los programas Empresa Empleo y Empresa Empleo Plus que sí fomentaron la contratación real de miles de trabajadores en las empresas de nuestra región.
Otro de los temas que sorprende poderosamente es que durante los cuatro años de oposición del Partido Socialista ha criticado de forma constante la “precariedad” del empleo que se estaba creando en Castilla-La Mancha, algo que en el Gobierno parece haber cambiado de tónica ya que todo apunta a que cada uno de los trabajadores contratados por el Plan de Empleo recibirá en torno a 700 euros al mes durante medio año, sin olvidar que en nuestra región existen 150.000 autónomos que también tienen derecho a contratar.
En definitiva, un Plan Extraordinario de Empleo que, al menos en su letra mayúscula no es lo que cabría esperar de uno de los grandes proyectos estrella anunciados por el presidente y que, a simple vista, parece que es un calco de lo que había anteriormente en la etapa de Cospedal, unos decretos que hace cuatro años eran tremendamente amargos para Castilla-La Mancha y que ahora parecen ser puro almíbar.