El Partido Popular ha dado hoy una muestra de unidad y fortaleza. Por fin hoy ha vuelto a coger con orgullo la bandera del centro derecha de este país, esa bandera que en algunas ocasiones había dejado que otros agitaran.
Por fin el Partido Popular ha dejado atrás los prejuicios y los complejos. Ha dado un puñetazo encima de la mesa y ha dicho con firmeza y rotundidad, “basta ya”.
Por fin hoy el Partido Popular ha dejado muy claro que se siente orgulloso de ser el que ha logrado que en España se hable de crecimiento y no de destrucción, el partido que ha sido capaz de que Europa nos mire con respeto y no con la nostalgia del país que fuimos.
Por fin Rajoy ha dejado de susurrar para decir con voz firme y alta que en España se ha dejado de destruir empleo para generarlo, de hablar de la prima de riesgo a ser un viejo fantasma del pasado y, por supuesto, se ha logrado que muchos españoles vean al Partido Popular como el único capaz de mantener la recuperación económica sin experimentos ni viejas políticas caducas que hicieron tambalear los cimientos de nuestro país.
Es cierto que se han cometido fallos y el primero y más grave de todos ha sido el de haber cedido los valores que hicieron grande este partido, unos valores como el respeto, el trabajo, la moderación, el centro, el cosmopolitismo, etcétera. El PP, lamentablemente, los había cedido quizás absorto por el titánico esfuerzo de evitar que no nos intervinieran y hoy, los ha recuperado.
Rajoy ha dejado muy claro que ahora no valen los fallos y que ha llegado la hora de comunicar, eso en lo que el Partido Popular siempre ha fallado mientras que otros han estado cuatro años haciendo un máster intensivo para controlarla.
Toledo, desde hoy, será el lugar en el que el Partido Popular ha despertado del letargo y empezado el camino de una precampaña que promete una lucha sin cuartel a cuatro. Ha sonado el pistoletazo de salida y todos, incluido el PP, ha iniciado la carrera que tiene como meta La Moncloa.