Aislar al adversario-enemigo, ha sido y sigue siendo una fórmula que algunos políticos emplean con asiduidad. Parece que Page se encuentra entre ellos. Hace unas semanas, dejó fuera de una reunión sobre el ATC al Presidente de la Diputación de Cuenca, Benjamín Prieto. Hoy lo ha vuelto a dejar fuera de un acto importante en la provincia. Puede que Page vea en Prieto un adversario político de dimensiones importantes e imprevisibles; puede que solo sea el hecho de ver a quien en su provincia lo ha ganado todo en clave electoral. Puede que sean ambas cosas o alguna que se nos escape a todos. Lo cierto es que Page se toma muchas molestias en excluir a Prieto del protocolo oficial.
Esta mañana se “inauguraba” una importante obra, un nuevo tramo de la carretera CM-200. Más allá del sorprendente hecho de que Page inaugure un tramo de carretera en el que no ha tenido nada que hacer más que cortar la cinta. Más allá del hecho de que el actual Presidente de la Diputación fuese en la pasada legislatura, también como presidente, pieza fundamental en la consecución de dicha obra para su provincia. Más allá de que la carretera es de titularidad regional, parece lógico, desde el más simple respeto institucional, que hubiese sido invitado a asistir a un evento relevante para su provincia y presidido por Page. No ha sido así.
Si las inauguraciones son o no convenientes, si los ciudadanos las perciben mejor o peor, es cosa de cada uno.
En todo caso, respetamos esas iniciativas desde una perspectiva institucional. Y es precisamente desde ella, desde la que lo sucedido en Cuenca esta mañana es inaceptable. Si Page decide inaugurar, está entre sus derecho, debe ser correcto institucionalmente, está entre sus obligaciones. Derechos y obligaciones, una suma que determina el entendimiento y el respeto.
En definitiva, parece que algunos dirigentes políticos se han propuesto lo mismo que los persas intentaron con los espartanos, que no es otra cosa que borrar hasta el mismo recuerdo de todo lo que se ha hecho, eso sí, aunque el gran Jerjes ganó alguna batalla, al final fueron los espartanos los que ganaron la guerra.