Desde que el mundo es mundo, hasta nuestra más reciente historia; en la cotidianeidad de nuestra vida e incluso en aquellas ocasiones en que estamos ante personas que creemos que están por encima del bien y del mal, a todos nos ha pasado alguna vez que hemos metido la plata hasta el corvejón. La historia de la humanidad corre pareja con la de las grandes meteduras de pata.
Una puede meter la pata con toda la buena intención del mundo, aunque no es habitual que ocurra de esta manera. Una puede ser víctima de un engaño diseñado adrede y creer que las cosas son como se las cuentan. Bien es verdad que en los ámbitos serios no suele ocurrir, léase por supuesto la política , donde este tipo de historietas como sabe el lector no se da nunca. De todos es sabido el buen rollo entre los compañeros, nadie quiere perjudicar a nadie y mucho menos a alguien que puede competir con él en alguna lista… o en alguna tonta… Esa no es la realidad de ese noble oficio.
Pensaba yo estos días en sonoras meteduras de pata y recuerdo los pellizcos de mi madre en el brazo cuando abiertamente decía que lo que ella veía bonito era en realidad más feo que matar a un padre y confesaba la verdad del tema . Recuerdo alguna metedura de pata vía sms, aquel “cariño estoy deseando tenerte” y la siguiente llamada de” vete a la…” De ese marido sorprendido porque lleva 10 años o más “sin tenerte”… O esas meteduras de pata de enviar algún que otro correo electrónico con todas las copias de los destinatarios y no quitar aquella que pone” no copies a fulano, lo cuenta todo “… Otras relativas a oficios que no gozan de la simpatía popular ” voy al sacamuelas”…., pues” mi madre es dentista”… En fin, una amalgama completa de anécdotas y de risas que seguro podríamos contar.
Por supuesto de probadores ni cuento! Cuando te equivocas de probador e intentas meterte en un vaquero de la 36 que naturalmente es de una joven que te dice ” disculpe, ese vaquero es mío” y tú ya entre gorda y que ya te llaman de usted no sabes dónde meterte.
Las meteduras de pata siempre son menores si a uno le suceden en su entorno, con su gente , en su pueblo , en su terreno.
Pero ¡ay si esto no es así y encima es en política! Veía yo estos días atrás a la diputada Abengózar aseverar, asegurar, afirmar enfáticamente, que los presupuestos de la junta estarían en tiempo y forma… ¡Ay Abengozar que te has salido de tu zona! Y entre mejor gente murió Cristo. Has cambiado de cuadrilla y – mujer- , no es que la de antes fuera un dechado de virtudes, pero te la han liado parda ! ¡Vamos que soy yo, mi querida diputada, y los pongo mirando al Alcázar, a Page y a Juan Alfonso! La que te han montado maja, que llega una a la capital y ¡zas! Te das la vuelta y te la han montado. Una chica con un impecable currículum de verdades como las tortas de Alcázar y van y ¡zapatazo! …. Qué cosas, cuerpo a tierra querida Abengózar, que ya están aquí los tuyos.
Abengózar, Abengózar, diputada de la Alcazaría,
el día en que tu largaste, muchas señales había.
Vaquero callado estaba, el plazo se consumía.
Presupuesto no tenemos, pero mañana de día
en las Cortes se registran, ¡sálgome yo con la mía!
Periodistas boquiabiertos, ¡válgame Diós que la lía!,
¡Qué Regatero la calle, que le ponga la sordina!
¡Que no se entere Emiliano, que ese nos la fulmina!
La alcazareña no calla, y cual un ruiseñor trina
La metedura de pata, histórica se adivina.
Abengózar Abengózar, de Alcázar su Señoría
Diputada que en tal nace, no debe decir mentira.