Felipe IV nació en Valladolid el 8 de abril de 1605. En la sociedad barroca, acostumbrada a las exhibiciones públicas de color y desmesura, un acontecimiento como éste, el nacimiento de un príncipe, que aseguraba la continuidad del sistema de un modo natural, no podía menos que celebrarse por todo lo alto.
Naturalmente Valladolid se destacó en las celebraciones, pero entre las que más se señalaron estuvo también Toledo. La noticia llegó a la ciudad el día 11, por unas cartas que envió el duque de Lerma al arzobispo Bernardo de Sandoval y Rojas y al corregidor Alonso se Cárcamo, que decretó varios días de fiesta.
En aquel momento se hallaba en Toledo Lope de Vega, que ejercía también de su corte, pues era seguido por toda la suerta de poetas que pululaban por la ciudad, y miafé que no eran pocos. ¡Dichoso año aquél en en que uno podía cruzarse por Zocodover con Lope, Cervantes o El Greco!
Pues bien, Lope quiso contribuir también al natalicio del príncipe. Para ello movilizó a sus contactos de altura y se convicaron unas justas poéticas.
El resultado de este certamen vue fallado y leído en un acto celebrado en el Salón Capitular del Ayuntamiento de Toledo por el propio Lope. Con los poemas ganadores y una descripción de las fiestas se publicó un libro en Madrid. En la Biblioteca Nacional quedan dos ejemplares.
¿Quieren saber quién ganó dichas justas? Aguarden, pronto se publicará un libro sobre esto.